En cualquier reto que te marques en la vida, cuanto más difícil sea su consecución más difícil será el camino hasta lograrlo. La vida está llena de metas y cuando las consigues se suele decir que “saboreas las mieles del éxito” Sin embargo, te recomiendo que sepas ser audaz y descubrir que el éxito no es la meta sino el haber luchado por el duro y largo camino. Por tanto saborea como éxito cada paso que das en busca de tus objetivos, porque cada uno de ellos es un triunfo. Las metas a largo plazo no se consiguen sino vas poniendo en valor cada paso que das, cada esfuerzo que realizas. Es muy bonito soñar con un mañana mejor pero has de saber que el resultado de mañana ya ha empezado hoy.
La obesidad mórbida era mi prisión, mi cuerpo era la cárcel donde estaba encerrado. Cuando decidí realizarme la reducción de estómago endoscópica por el método Apollo, fue porque ya estaba en un camino sin retorno tras mil intentos por perder peso fallidos, con una toalla tirada en el suelo y sin fuerzas para recogerla.
Pero has de saber que NUNCA me operé pensando en que era la panacea ni el camino más fácil, ese pensamiento es el fracaso de esta gran herramienta. La intervención te ayuda inicialmente a perder peso y durante ese periodo de “luna de miel” has de aprender a cambiar totalmente tu vida porque si no…no vale la pena. Oigo a muchas personas decir que han recuperado todo el peso a los pocos meses, sin embargo, jamás vi a esas personas aprender a cambiar su vida. Yo he cambiado mi alimentación, he incorporado a mi vida el deporte diario y he apostado, desde el esfuerzo y la coherencia, por mi vida. Mi apuesta no fue operarme, esa fue la herramienta, mi apuesta fue cambiar. ¡Si no estás dispuesto a cambiar no te operes! El camino es duro, largo y difícil, pero yo saboreo las mieles del éxito de cada paso que doy hasta llegar a la meta.
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