Hay personas, entre las que me incluyo, a las que la obesidad ha sido o es algo más que una cuestión meramente estética. Es la cárcel en la que te encuentras encerrado, entre barrotes de grasa que no te permiten disfrutar de las cosas pequeñas de la vida que, al fin y al cabo, son las que la hacen grande. ¡Ojo! Hablamos de grandes obesidades. Mi mensaje no va destinado a quien ha puesto tres kilos durante las fiestas, mi mensaje diario va dirigido a quien ha tocado fondo, a quien ya no sabe qué hacer con su vida y a quien tiene miedo… Miedo a que todo se acabe, a que no puedas volver a jugar con tu hijo, a que te vayas de este mundo dejando mil historias que escribir. Os aseguro que la sonrisa del gordito esconde muchas lágrimas.
¿Hay opciones para salir del pozo? La respuesta es ¡SI!. Hay muchas alternativas terapéuticas para tratar la obesidad, pero cuando equivocas el objetivo no entiendes el resultado. Este es el motivo del post de hoy, enfatizar la importancia de saber qué busco cuando me someto a un tratamiento.
Cualquier tratamiento debemos verlo como la herramienta que nos va a facilitar conseguir nuestro objetivo, pero esa herramienta debes emplearla tú. Si piensas que al operarte o al hacerte un Apollo, como yo, ya está todo hecho y ahora a perder peso a la sopa boba estás muy equivocado. Es tu responsabilidad cambiar tu vida.
Todos conocemos personas que se sometieron en su día a la colocación de un balón, o a una reducción gástrica endoscópica o laparoscópica, o incluso a un bypass gástrico y que al cabo del tiempo han vuelto a poner mucho peso. Si no aprovechas los beneficios de la intervención (tu herramienta, tu cincel) para ir cambiando tus hábitos, para cambiar tu forma de alimentación, para adaptar el ejercicio a tu día a día no habremos conseguido nada.
Tu responsabilidad y compromiso a la hora del cambio deben caminar de la mano de los beneficios obtenidos por la intervención para que en el futuro, cuando la herramienta ya haya hecho su efecto, tú seas el responsable de mantenerlo en el tiempo.
¡Conviértete en el escultor de tu vida!
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