HEMOS CONVERTIDO LOS CENTROS DE SALUD EN CENTROS DE ENFERMEDAD.
- José Luis Mora Castaño
- 26 feb
- 2 Min. de lectura
En los últimos años, el concepto de salud ha evolucionado más allá del simple hecho de la ausencia de enfermedad. No obstante, a pesar de este avance conceptual, muchas instituciones dedicadas a la atención de la salud han desvirtuado su propósito original, convirtiéndose en espacios donde se perpetúan las enfermedades en lugar de promover el bienestar. Esta tendencia plantea una serie de interrogantes sobre la dirección que ha tomado nuestra atención sanitaria y los factores que han contribuido a esta transformación.
Primero, es fundamental reconocer que los centros de salud, por definición, deberían ser espacios donde se fomente la recuperación, la prevención y el bienestar integral de las personas. Sin embargo, en la práctica, muchos de estos centros han sido sobrecargados por un enfoque reactivo y curativo, dejando de lado la promoción de hábitos saludables y la educación sanitaria. El tiempo y los recursos se invierten predominantemente en el tratamiento de enfermedades ya existentes, no en la prevención de las mismas. Esto, en muchos casos, se traduce en una atención rápida y superficial, donde el paciente es visto principalmente como un portador de síntomas, en lugar de como un ser humano integral con necesidades diversas.
Además, el sistema de salud enfrenta un grave problema de infraestructura y financiación, que limita aún más su capacidad de actuar como un verdadero centro de salud. La escasez de recursos, el hacinamiento y la falta de atención personalizada reducen la calidad del servicio. Los pacientes, en lugar de ser asesorados sobre estilos de vida saludables, son sometidos a interminables listas de espera, pruebas diagnósticas y tratamientos farmacológicos que a menudo no abordan las causas subyacentes de sus problemas de salud.
El enfoque institucional también ha contribuido a esta transformación. La creciente presión por cumplir con indicadores de rendimiento y eficiencia ha llevado a priorizar la cantidad de pacientes atendidos sobre la calidad de la atención brindada. Esta dinámica puede convertir los centros de salud en fábricas de enfermedades, donde lo urgente desplaza a lo importante y el tiempo para el consejo y la educación se reduce drásticamente.
En conclusión, planteo una llamada de atención crítica sobre un sistema que requiere urgentemente una reorientación. Necesitamos repensar nuestra estrategia en salud, promoviendo un enfoque preventivo y holístico que priorice el bienestar integral de las personas. Es esencial invertir en educación, recursos y un modelo de atención centrado en el individuo, lo que nos permitirá restaurar la verdadera esencia de los centros de salud: ser espacios de salud y no de perpetuación de enfermedades. Solo así podremos avanzar hacia un sistema sanitario que realmente cumpla con su misión fundamental.
JOSÉ LUIS MORA CASTAÑO

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