ALIMENTO PARA EL ALMA
(2 de marzo)
Yo he sido de esas personas que han hecho mil dietas. Muchas por mi cuenta, en plan ahora casi no como, me alimento de lechuga y hasta que el cuerpo aguante. Otras veces, la dieta que le había ido bien a fulano o mengano. Otras la milagro de moda. Otras pagando a médicos o nutricionistas. No creas que por ser médico no he cometido los mismos errores que tú.
Siempre tuve arranques de caballo y frenazos de burro. En todas empecé perdiendo bastante peso, peso que en cuanto me cansé y lo dejé todo volví a recuperar.
Eso de hacer deporte y entender que el ejercicio de fuerza era vital ya era para otros, no para mí, porque yo lo que tenía que hacer era comer menos, porque los gordos estamos gordos porque comemos mucho… O eso creía…
¡Pues no! El gordo no está gordo porque come mucho, lo está porque come mal y por otros muchos factores que hacen de esta enfermedad un abordaje tan complejo. No hay dos pacientes iguales, ni dos soluciones idénticas.
👉Entendí que para tener otros resultados había que cambiar cosas, unas en mi cabeza y otras en mi forma de entender e interpretar mi vida.
👉Hay que aprender a comer y entiendo que a las personas les cueste tanto porque a mi, a pesar de ser médico, me ha costado muchísimo. Por ello os digo, huid de aquel que os de una dieta en un papel y quedaos con el que os enseñe a comer.
👉Dejé de utilizar la palabra dieta, llena de connotaciones negativas y de rechazo a lo que supuestamente te gustaba y pasé a decir abiertamente “YO NO HAGO DIETA, YO COMO SANO”.
👉Comprendí que el nutricionista, los tratamientos, los preparadores físicos, los psicólogos, las intervenciones quirúrgicas…son herramientas facilitadoras; coadyuvantes de un apasionante camino saludable, bastones de apoyo, pero que tú tienes que caminar.
👉Asumí que yo no era el culpable de estar obeso, pero que sí tenía que ser el responsable de mi cambio de vida y dejar de delegar responsabilidades.
👉Busqué un objetivo en mí que mereciera la pena mi compromiso. Te reconozco que no lo encontré en mí, pero si lo encontré en mi hijo, y por el cambié mi vida.
👉Incorporé el ejercicio físico a mi vida, al principio como obligación, después como rutina y ahora como necesidad.
👉Dejé de poner excusas, porque os aseguro que tenía una para cada propósito de enmienda y, lo peor de todo, me las creía.
👉Apliqué y aplico cada día mis dos lemas fundamentales: “Uno tiene todo el derecho a caerse, pero también la obligación de levantarse” y “Quien sabe a dónde no quiere volver, tiene más fácil seguir caminando hacia donde quiere llegar”.
👉Aprendí que el descanso, el estrés, la exposición al sol, mi genética y mi epigenética influyen y que estas dos últimas no estaban en mi mano modificarlas, pero el resto sí. Cada uno juega la partida con unas cartas, unas mejores y otras peores, pero con una buena jugada puedes ganar tu vida.
👉Apuesta por tu salud, sin duda, será el mejor regalo que puedas hacerle a tu vida.
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